lunes, 19 de febrero de 2007

Profesiones II

No sé que tienen los uniformes, que sean como sean, nos ponen tanto.
Ayer llamé a un técnico porque tenía el teléfono estropeado, y a eso de las cinco de la tarde llama un chaval de entre 24 y 28 años a mi puerta, con su uniforme de pantalones azules y polo azul con los puños de las mangas y el cuello verde fosforescente (no voy a decir el nombre de la compañía para no hacerle publicidad, pero supongo que ya sabéis de cuál hablo). Por cierto, una de las veces que se agachó para arreglar el cable vi (sin querer, fue casualidad), que el uniforme incluye los calzoncillos de licra verdes a juego con los puños y el cuello del polo (esto me recordó a los slips verde oscuro que les dan a los militares). El caso es que el tio estaba muy bueno, era guapo, no a rabiar, pero si guapo, y tenía unos ojazos azules que se te clavaban en el alma. Un chico muy serio, pero encantador. Problema: un anillo en el dedo anular que presupongo de casado (¡¡¡¡¡mierda!!!!).
El chaval arregló la avería, y cuando le pregunté unas dudas sobre mi conexión a internet se prestó a explicármelas dándome una clase magistral frente al ordenador, casi una hora que paso conmigo sin darme cuenta (lástima que solo ante el ordenador). Pero era tan encantador que en la factura solo me cobró el desplazamiento, ni el arreglo ni el tiempo empleado (técnico: I Love You). Y tras un rato de cháchara se marchó (¡¡ohhhh, que pena!!).
La cuestión viene ahora: Esta mañana, muy temprano por cierto, suena el timbre de casa. Estaba en la cama, así que me he tenido que levantar y vestir corriendo para abrir, y al hacerlo, allí estaba mi técnico con su uniforme y sus ojos de película. Conversación:
- Hola, ¿te he despertado?
- Pues la verdad es que si (no podía negarlo tenía los ojos hinchados, legañas en los ojos y el pelo alborotado [ye,ye]).
- Mira, es que tengo que arreglarle una avería a un vecino tuyo y no encuentro la dirección, que si me permites mirarlo en internet para no tener que volver sa la centralita que está muy lejos.
- Si claro, pasa.
Y mientras el miraba en internet yo pensando: ¿y por qué no lo ha llamado por teléfono? cuando yo llamé di mi número de móvil para que me avisaran, y él llamó para preguntarme dónde vivía y cuál era la avería antes de venir, la centralita no está lejos de casa para nada, como mucho 5 minutos en coche,....
Y cuando termina de mirar lo que tenía que mirar, coge la factura que me había dado el día anterior, y que yo tenía sobre la mesa, apunta su nombre y su número de móvil y me dice:
- Muchas gracias, aquí tienes mi número, si alguna vez tienes otra avería o alguna duda, no llames a la compañía, llámame a mí y te lo soluciono, favor por favor.
Y yo, anonadada, con el......... hecho agua, y pensando en otro tipo de favores que nos podríamos hacer mutuamente (joder, que mierda que no estuviera sola en casa, porque te ibas a enterar).
Ahora, el dilema es que qué hago yo con el teléfono de este chico (es que hacía mucho tiempo que no me pasaban estas cosas, estoy desentrenada):
1 lo guardo por si alguna vez tengo una avería, el chaval es muy amable y además creo que está casado.
2 lo llamo y le propongo una cena romántica.
3 lo llamo y le propongo una noche de sexo salvaje.

No hace falta que me contestéis, porque ya sé la respuesta que escogerán las zorras lectoras de este blog.
Aquí los problemas son dos: que los tios son muy amables y que yo estoy demasiado cachonda, pero chicas, supongo que soñar con tirarse al técnico de calzoncillos verdes de lycra no es nada malo.

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